sábado, diciembre 11, 2004

10 de diciembre de 2004

Homaneje a Pablo Neruda. Centro Cultural Los Castillos. San José de Valderas, Alcorcón (Madrid).
entre bastidores, momentos antes de comenzar la actuaciónNos dijimos: a ver si esta vez llegamos pronto y nos da tiempo a probar sonido en condiciones. Nos lo habíamos propuesto, sí, pero el público se agolpaba a la puerta del teatro y no habíamos podido tocar ni una sola canción entera todos juntos. Aunque no toda la culpa es nuestra: siempre hay que luchar contra los elementos y este neblinoso día de diciembre no iba a ser menos. Nos habían prometido un técnico de sonido que no llegó hasta dos minutos antes de que se levantase el telón, hasta ese momento, un amable y voluntarioso pero inexperto aprendiz trataba de conectar en una mesa de mezclas absolutamente desconocida para él todos los cables que le íbamos ofreciendo. Empezamos a tocar una canción sin José Carlos, pues andaba entre bastidores peleándose con su saxo al que se le había descuageringado una llave y se negaba a ofrecer los sostenidos que le pedían. También Álex había desaparecido del escenario tratando de ayudar a su colega de vientos. Aún así, dieciséis compases resultaron suficientes para que el que escribe esta nota y toca la batería se diera cuenta que desde el lugar elegido para su instrumento, o sea, el fondo del escenario, no se escuchaba absolutamente nada de lo que salía por mesa, es decir, ni piano, ni voz, ni vientos. Le comento el problema al técnico pero andaba más perdido que nosotros. Tratamos de buscar una solución y rebuscamos entre cables, altavoces y botones con la intención de instalar un monitor a mi lado pero todos los esfuerzos resultaron imposibles y llegó la hora de empezar. Como no habíamos logrado solucionar ni el problema del sonido ni el del saxofón, salimos a escena José Carlos sólo con su clarinete y yo sin escuchar al grupo.
El teatro rebosaba, algo que ya parece habitual cada vez que actuamos en Alcorcón. Todas las butacas ocupadas y gente de pie en los pasillos. No sólo acudieron gran parte de las autoridades municipales de la ciudad sino el agregado cultural de Chile e incluso la cadena de televisión Localia TV, que nos hizo una entrevista a Celedonio y a mí. (¡Mamá, pon la tele que voy a salir!).
Decíamos al terminar el concierto que deberíamos hacer un homenaje al pueblo de Alcorcón que tan bien nos acoge siempre. Quizá una versión en swing del Agradecido de Rosendo. ¿Por qué no? Precisamente esa es una de nuestras respuestas habituales ¿por qué no? Cuando los periodistas nos preguntaron ¿por qué juntar música y poesía? les contestamos ¿por qué no? y cuando un simpático y agradecido espectador me preguntaba al finalizar que por qué homenajear a Neruda con jazz le contesté ¿por qué no? Porque precisamente una de las características de Jazz Lemon es salirse de la norma. O al menos intentarlo. Cualquier cosa que se nos ocurra, por aberrante que parezca, dedicimos llevarla a la práctica ¿por qué no?
Y empezamos a tocar. Gracias a que Jero había colocado el amplificador de su bajo justo a mi lado y a que me sé los temas de memoria podía tener una idea aproximada de por dónde íbamos porque no escuché absolutamente nada del concierto. Precisamente por eso no puedo contar aquí cómo fue. Sólo puedo hablar de cómo sonó el bajo y la batería pero nada del resto. Sí puedo decir que el público se entusiasmó, que aplaudió, que bailó en sus butacas y que lloró cuando Celedonio con una fuerza que salía directa de su corazón llenó el teatro con el lamento más amargo de Pablo Neruda: Puedo escribir los versos más tristes esta noche...