lunes, febrero 21, 2005

18 de febrero de 2005

Centro Cultural de Valdemorillo. Homenaje a San Valentín
Jugaban correteando por los pasillos cuando escucharon la música. Como cautivados por el flautista de Hammelin, abandonaron sus persecuciones y entraron a la sala. Sentados en una de las últimas filas, permanecieron inmóviles y en silencio hasta que sonó el último acorde. Laura firma sus primeros autógrafos a sus futuros fansCuando se levantaron de las butacas acudieron inmediatamente a la parte trasera del escenario y tímidamente nos pidieron que les firmásemos autógrafos. Imaginad nuestra sorpresa. Pensamos que se trataba de una broma hasta que les vimos aparecer armados de papel y bolígrafo.
Este detalle nos alegró la noche. No sólo por que se cebara nuestra vanidad sino por la alegría que nos produjo que unos chavales que no superaban los catorce años se interesasen por la poesía y el jazz y, además, les entusiasmara hasta el punto de pedir autógrafos.
No sólo ellos disfrutaron con nuestras palabras y música. Aunque no logramos ver lleno el precioso teatro del Centro Cultural de Valdemorillo, los que acudieron disfrutaron en grande y nos felicitaron por ello a pesar de que nosotros mismos no quedamos muy satisfechos de esta intepretación.
La cosa empezó muy bien. La idea de salir fuera nos atraía a la mayoría del grupo: quedar todos juntos en el local, cargar "las furgonetas" y compartir más de sesenta kilómetros de carretera es algo, si bien bastante común para la mayoría de los grupos, no tanto para nosotros, por lo que afrontábamos esta actuación como una pequeña aventura.
Y bien cierto que lo fue, pues el viaje resultó de todo menos sencillo. Tras comprobar las bondades de la última carretera de circunvación proyectada en la Capital del Reino, desembocamos en una maraña de carreteras y cruces sin señalizar que, más por intuición que planificación, nos llevó a las inmediaciones del Centro Cultural.
(Acabo de modificar la frase anterior: había escrito "Nos llevó a las puertas" pero es que este Centro Cultural, no tiene acceso directo ni a la calle ni a un parking, por lo que todos los montajes que ahí se realicen han de subir su material durante más de treinta peldaños ¿A quién se le ha ocurrido construir un magnífico Centro Cultural sin un acceso directo para descargar? ¿cómo entran al teatro los decorados para una obra? ¿Subiendo escaleras?)
Nos cargamos el equipo a la chepa, subimos unas tres mil quinientas escaleras y llegamos al Centro: una antigua fábrica de cerámica reconstruida para albergar un teatro, sala de exposiciones y seguro que alguna cosa más de la cual no me enteré.
En este párrafo es cuando me tocaría contar los problemas que tuvimos con las pruebas de sonido y con los cables que no aparecían (porque no existían, probablemente) pero es que estoy comprobando que es tan habitual que surjan estos contratiempos de última hora con el sonido que ha dejado de ser noticia. Por eso, quizá un día leáis en alguna de estas crónicas: "Llegamos, probamos sonido en cinco minutos y nos marchamos a tomar café" pero hasta que eso ocurra voy a tratar de evitar pormenorizar en ellos.
Lo que importa es que terminamos la prueba unos tres minutos antes de que abrieran la sala al público y empezamos a tocar casi de sopetón. Así nos lució el pelo (el que firma estás crónicas ostenta una refulgente calva). No sabría precisar si esa fue la causa pero el resultado es que no terminábamos de dar pie con bola. Si no fallaba uno lo hacía el otro y si no, el que nunca se equivoca. Tampoco errores garrafales que asustaran al público sino imprecisiones casi imperceptibles en las interpretaciónes que sólo nosotros notábamos.
Pusimos en práctica una nueva manera de abrir el concierto (eliminando el clásico All Blues) y un nuevo sistema para presentar a los músicos que funcionó mejor de lo que habíamos previsto. También estrenos de canciones y, por primera vez en la historia de Jazz Lemon, un tema cantado en castellano: una preciosa adaptación del clásico de Miguel Matamoros, Lágrimas Negras.
El resultado ya lo sabéis: un público entusiasmado y el surgimiento de una nueva generación de aficionados al Jazz.

Satin doll, Escrito está en mi alma, Madrigal, Beautifull Love, Amor es esto, Es el amor, There will never be another you, Asomaba a sus ojos, Los suspiros son aire, ¿Qué es poesía… poesía eres tú? Something Cuando me lo contaron…Un sueño cumplido (cuento) A night in Tunizia, En el meeting de la humanidad, Orillas del Duero, Autumn Leaves
, Satin Doll, Me basta así, Misty, l agua que está en la alberca, Mi amigo el robot, Mack the knife, “desempolvemos nuestras neuronas”, Poema nº 20, Lágrimas negras