viernes, abril 28, 2006

Sala Ítaca (Madrid)

Alma y viento del sur.
Hasta prensa nacional. Estamos que no nos lo creemos. La repercusión de este concierto fue tal que apareció hasta un recuadro en el suplemento de ocio (Metrópoli) de El Mundo, por no hablar de las referencias en Internet o la mega entrevista de tres páginas más portada que nos publicaron en una revista local. Es la primavera Lemon y nosotros, a tocar. Por eso mismo teníamos muchas esperanzas puestas en la actuación de la Sala Ítaca. Por eso y porque quienes la llevan son gente muy agradable, sencilla y profesional que le gusta programar con mimo.
Que el espacio es acogedor lo sabíamos desde que acudimos a representaciones anteriores pero una cosa es ver los toros desde la barrera y otra muy distinta desde el ruedo. Aunque en este caso, el ruedo resultara un campo de amapolas.
Teníamos miedo, todo hay que decirlo, porque se había establecido un precio de entrada de diez euros. Esta era la primera vez que cobrábamos tanto dinero por entrar a vernos y, francamente, esperábamos a tres gatos y a nuestra querida grupie. Sin embargo se vendieron entradas. No las suficientes para llenar la sala, hay que decirlo, pero sí las necesarias para no sentirnos solos en escena.
Desde los primeros compases el público acogió con entusiasmo la música por lo que le devolvimos el calor con más empeño y cariño. No sé durante cuanto tiempo tocamos pero sí sé que a mí me parecieron casi segundos.
Un espectador asiduo nos dijo que habíamos tocado como nunca de bien. Si él lo dice no se lo vamos a negar pero es que, además, así lo sentimos.
Pidieron otra y otra más, aplaudiendo y gritando, como a mí me gusta, para que nos enteremos. Y como no podíamos defraudar a un auditorio entregado, tocamos, al menos media horita más. Confieso que no quería bajarme del escenario pero cuando encienden las luces de sala te cortan todo el rollo. Es como si algien dijera: Eh! qué la realidad está ahí fuera.."
Pero fuera sólo encontramos un puñado de amigos que querían brindar con nosotros por el éxito y, como un buen músico no debe defraudar ni dentro ni fuera del escenario, bebimos con ellos hasta que en las calles sólo se escuchaba el eco titubeante de tres musicantes ebrios.

Satin Doll. Nacía gris la luna. La clase. Autumn Leaves. El viento y el agua. Donde habite el olvido. Misty. Adelfos. Canto a Andalucía. Nature boy. A José Mª Palacio. El crimen fue en Granada. Four. Romance de luna, luna. Afro blue. Gatos, gatos y gatos. Balada de la bicicleta. My heart belongs to daddy. Primer día de vacaciones. Pink Fever. Mon Frere. Contigo. Lágrimas negras. Bises

sábado, abril 01, 2006

Club Literario Amargord. Lavapiés (Madrid)

El oficio del Poeta


Nos sacamos la espinita del día anterior y solucionamos muchas dudas que se nos habían planteado. Presentábamos un nuevo espectáculo que giraba en torno a la poesía dentro de la poesía y tenía como novedad importante la participación de César Gómez como recitador y la eliminación de pausas y discursos entre músicas y poemas. Temíamos que los textos elegidos, de gran calidad y fuerza, resultaran largos y densos o que el montaje musical no fuese el adecuado. Pero la acogida del público nos demostró que vamos por buen camino.
Teníamos que competir con un popular partido de fútbol pero diez minutos antes del comienzo llegaron un par de personas que no conocíamos de nada con una Guía del Ocio bajo el brazo preguntando si ahí iba a tocar Jazz Lemon esa noche. Ese detalle nos sorprendió casi tanto como la fantástica acogida por parte de Marcela y Dani, responsables de este acogedor club que nos trataron desde el primer momento como si estuviésemos en nuestra casa.
Ya habíamos olvidado lo sucedido el día anterior y estábamos contentos. Sabíamos que saldría bien incluso antes de empezar porque aquella sala y estas personas nos transmitían buenas vibraciones.
A pesar de la escasa asistencia a la hora anunciada para el comienzo, sólo nos retrasamos unos diez minutos por respeto a los que ya esperaban pero al poco rato el local comenzó a llenarse de gente que pasaba por la calle, veían lo que sucedía dentro y les atraía hasta tal punto que cuando terminamos no cabía en la sala un alma. Todos atentos tanto a la música como a los poemas. Tanto les gustó que cuando finalizamos lo escrito en el guión, todos se quedaron con ganas de más y empezaron a corear el "otra, otra" que tanto tiempo llevaba sin escucahar, no sólo en nuestros conciertos sino en los de músicos consagrados (parece que esa expresión es vulgar y ahora la gente se dedica a silbar y gritar o simplemente esperar a que el artista cumpla con el ritual establecido de volver a salir en vez de pedir directamente lo que desean).

Es cierto que nada de lo que sucedió a partir de este momento estaba preparado. No sabíamos si comenzar con un poema (no preparado) o directamente con más música para que el público reanudase el baile que les salió de los pies con nuestros últimos compases. Casi sin pensarlo marqué la entrada del All of me y todos me siguieron con el mismo entusiasmo con que yo la había iniciado (Perdón Laura por hacerte cantar a esa velocidad). El recital de poesía y música acababa de convertirse en una fiesta. Al terminar y sin que nadie (ni los músicos) lo esperase, César se subió a la tarima y comenzó un diverdisímo relato que gustó tanto a los que estaban abajo como a los que lo escuchábamos (por primera vez) desde arriba.
Mientras el público se desternillaba, los músicos, por señas, decidimos el siguiente tema y la manera de comenzarlo para poder encadenarlo con el cuento.
Con la última nota del último compás de la coda del último tema, mientras el local se venía abajo con los aplausos y ovaciones del público, el sombrero que había protegido la cabeza del batería durante todo el número, se caía por sí solo sobre el timbal como queriendo agradecer a los asistentes semejante fervor.
Terminamos contentos, sin duda por la acogida y el éxito pero más por desquitarnos del fracaso del día anterior y, sobre todo, por constatar que la idea del nuevo montaje por el que estamos apostando, funciona. Seguiremos trabajando en esa línea.

Jazz Lemon y César Gómez. El oficio del poeta. Sala Amargord, c/ Torrecilla del Leal, 32. Lavapiés, Madrid. 1 de abril de 2006. 21:30h.
El oficio del poeta. Satin doll. Los Celestiales. My Heart belongs to daddy. Pasa y sigue. Misty. Four. La poesía es un arma cargada de futuro. Autumn leaves. Para un esteta. Afro blue. El payaso. La fiebre de la pantera. Qué lástima. Lágrimas negras.