miércoles, junio 29, 2005

Terraza bar Don Lito. Rivas Vaciamadrid

Los músicos no entendemos de formularios, tampoco de administraciones o burocracias. Ni queremos. Pensamos en la música como la manera de transmitir lo que llevamos dentro a quienes nos escuchan y pensamos que lo único que necesitamos es nuestro propio instrumento. Por eso nos pone de mal genio que un funcionario diga que se tiene que cancelar una actuación prevista y anunciada aunque en sus argumentos no le falte razón.
Eso sucedió la misma mañana de la noche que debíamos tocar en Rivas: no entendimos que nos avisaran unas horas antes para desautorizar un concierto y durante toda la mañana quemamos los teléfonos para evitar lo inevitable.
A la hora en que otros se echan la siesta nos dimos por vencidos y comenzamos a avisar de la cancelación. Las respuestas coincidían en el lamento, la desilusión y el apoyo hasta el punto que, cuando llegó la hora prevista para la actuación, la terraza del bar se llenó de amigos que acudieron para saludarnos aunque no tuviésemos canciones que ofrecer. Desde aquí damos las gracias a todos ellos y a los que habían pensado acudir o vinieron con el pensamiento. También tenemos que agradecer a Daniel, propietario del bar que nos había contratado, el esfuerzo realizado para que pudiese llevarse a cabo el concierto y el apoyo al grupo.
Otra de las carácterísticas comunes a los músicos es que necesitamos interpretar como beber y la falta de música nos quema las manos. Por eso, lo que empezó en pena terminó en fiesta y en improvisado concierto acústico: después de las tapas nos armamos con guitarra, percusión, viento y voz y soltamos lo que nos habíamos dejado dentro.
Primero los clientes del bar y los noctámbulos del parque después observaron con asombro y agradecimiento nuestra explosión musical. Al final sólo el cansancio pudo vencernos y regresamos a casa más cerca del amanecer que del ocaso sabiendo que la música sigue uniendo corazones y alegrando espíritus. Ya lo dijo Aute: "Pero, queda la música..."

viernes, junio 24, 2005

Ante la insistente demanda de amigos y vecinos para que Jazz LEMON actúe "en casa", hemos organizado un concierto de despedida de temporada en una terracita del barrio, para que podamos tomarnos juntos unas cervezas, unas patatitas bravas y disfrutar con la música en directo sin pasar calor.

Nos hubiera gustado recibiros en nuestro local de ensayo pero como íbamos a estar un poco apretados hemos escogido un bar muy próximo, en el mismo Zoco Rivas.

Cuando se ponga el sol del próximo miércoles 29 de junio comenzaremos a tocar y terminaremos antes de las doce de la noche pensando en los que madrugan al día siguiente. No hay excusa para faltar. Así que esperamos verte.

En Rivas

Recuerda la cita

Miércoles 29 de junio a partir de las 21:30. Terraza del bar Don Lito. En el Zoco Rivas. Pº de la Chopera, 9. Rivas Vaciamadrid.

sábado, junio 18, 2005

Centro Cultural Los Castillos. Alcorcón. Madrid

Canciones y poemas en un lugar de...
Mientras cerca de un millón de personas se cocían de calor en el madrileño paseo de la Castellana bailando al ritmo de los tambores de Carlinhos Brown, otros cientos de miles reivindicaban no sé qué valores caducos y otros tantos luchaban por el reconocimiento de sus derechos, los Lemon nos peleábamos con la mesa de mezclas y las cámaras de vídeo que nos estaban grabando lo que será nuestra primera maqueta audiovisual unas horas antes de que diera comienzo un nuevo concierto en Los Castillos de Alcorcón.
No es Carlitos Marrón, sino Fernandinho el morenoDebieramos sentirnos como en casa sobre estas tablas donde hasta conocemos al técnico por su nombre de pila y, sin embargo, los focos que nos apuntan y convierten a la platea en un clamoroso foso de almas sin rostro, imponen su ley, templan los nervios y recuerdan al músico que nunca está todo hecho hasta que se da la última nota.
Más de tres horas de grabación dejaron huella en nuestro espíritu. Otra toma, otro tema, otro ángulo... hasta que avisaron que el público debía ocupar las rojas butacas del teatro y se dio por finalizada la sesión. Cosa que agradecimos pues cada nueva toma resultaba peor que la anterior y las ganas de seguir repitiendo habían desaparecido a pesar de la constancia de que el resultado será nuestra tarjeta de presentación para posibles futuras galas.
Por culpa de este cansancio empezamos sin brío, más apagados que una linterna sin pilas.
José imita a lauraTeniendo en cuenta la gran cantidad de convocatorias previstas para este sábado 18 de junio de 2005, si sólo hubiesen entrado veinticinco personas al mismo teatro que otras veces hemos llenado hasta la bandera ya hubiera sido considerado un éxito. Pero esa cifra se multiplicó y la organización contó cerca de doscientos espectadores. El calor de sus aplausos mitigó el de los focos y el agotamiento por lo que al tercer tema ya habíamos recuperado toda la energía habitual de nuestros conciertos.
A medida que avanzaba la representación perdíamos el miedo y la vergüenza hasta lograr relajarnos por completo y tocar casi con la misma naturalidad y alegría que alcanzamos en los ensayos. Sabemos que el público lo percibió y lo agradeció porque cada tema era más aplaudido que el anterior, así hasta ponerse en pie tras el último bis
Alex jugando a lo que hace la madre hacen los hijos...
A veces pensamos que triunfar en el mismo escenario donde lo hemos hecho tantas veces no tiene mérito y, sin embargo, otras tantas
Jero jugando a lo que hace la madre hacen los hijos...llegamos a la conclusión contraria: que es asombroso convencer una y otra vez al mismo público.

sábado, junio 11, 2005

Círculo de Bellas Artes. Madrid

Presentación del libro Equilibrio Inestable de Montserrat Cano
Hace aproximadamente un año, una asociación literaria nos llamó para que participásemos en la presentación de un libro de poemas. La autora, entusiasmada con el resultado, nos prometió que volvería a contar con nosotros cuando tuviese que presentar su próximo libro y así fue. Montse Cano quería una fiesta, quería escapar de las típicas presentaciones aburridas en las que los amigos echan loas al autor y a su obra y se deshacen en palabras vacías de elogio y en cuanto tuvo confirmada la fecha de publicación nos localizó para que junto a sus palabras estuviese la música de Jazz Lemon y las voces de algunos amigos invitados para leer los textos.
Nos sorprendió el enorme poder de convocatoria de la autora. La sala Valle Inclán del Círculo de Bellas Artes se quedó diminuta desde veinte minutos antes de que comenzase el espectáculo. A las ciento veinte sillas que colocaron tuvieron que sumar otras más de ochenta y la gente seguía llegando. Abrieron las puertas de la sala y la gente se amontonaba de pie. Lo que se presuponía un acto familiar y entre amigos se convirtió en un acto multitudinario.
Nosotros esperabamos en el hall de entrada y veíamos que no dejaba de aparecer gente y más gente. Eso acrecentó nuestros nervios, justificados en esta ocasión no sólo por el numeroso público sino por los problemas de este día que no fueron pocos:
Cuando Montse nos confirmó la fecha, José Carlos, nuestro clarinetista habitual, avisa que ese día tiene bolo con la orquesta y no puede venir. Tenemos que buscar un sustituto. Enseguida pensamos en Roberto Rioja, nuestro anterior saxofonista, y rezamos porque tenga la fecha libre. Efectivamente la tiene pero sólo puede venir a tres ensayos. En el primero de ellos se encuentra con que todos los temas han cambiado desde que él tocó con Jazz Lemon y tiene que aprenderse de nuevo los muchos arreglos que hemos incorporado. Es un músico brillante y no le cuesta asimilarlo pero, el día anterior a la actuación, cuando el último ensayo previsto, recibo una llamada suya diciendo que se ha levantado con una contractura que le impide moverse. Me asegura que no faltará al concierto pero que al ensayo le resulta imposible por lo que las tres sesiones de estudio se reducen a dos. Trata de tranquilizarme asegurando que se ha aprendido todo y que estará a la hora prevista en lugar acordado. Demostró que tenía razón: estuvo, se sabía los temas y los resolvió brillante, a pesar de los dolores.
Laura, nuestra deliciosa voz, es operada de una muela del juicio dos semanas antes del concierto. El cirujano se hace un lío con los nervios y le deja la lengua insensible. Si alguien ha intentado alguna vez a articular una palabra con la lengua dormida que se imagine lo que puede ser modular y vocalizar canciones. Aún así, Laura, atiborrada de antibióticos, antiinflamatorios y calmantes, se sube al escenario dispuesta a olvidarse de las molestias y demuestra lo que sabe cautivando a la audiencia.
A Jero, el bajista, se le rompe el amplificador la noche de antes y pasa una feliz noche entre soldador y destornillador hasta solucionar el problema, el último problema, creo, porque al resto no nos sucedía nada extraño.
El escenario estaba dispuesto de una manera extraña, demasiado alargado. No exagero si digo que entre el pianista a un extremo y el saxo al otro había más de diez metros de separación. Eso dificulta la comunicación entre los músicos y la complicidad en la interpretación y, sin embargo, acortamos distancias cuando arrancamos con los primeros compases del impactante Satin Doll.
Como se trataba de presentar la obra de Montserrat Cano, los textos elegidos para las lecturas entre temas fueron los relatos de su libro. Como indicaba unos párrafos antes, Montse quiso que amigos suyos leyeran algunos de los cuentos y sus voces se intercalaron con la habitual en nuestros recitales de Celedonio.
La autora cerró el recital con la dramática historia de La reina mentirosa, una historia que parecía escrita a propósito para que a continuación sonase uno de nuestros temas favoritos de esta temporada: Lágrimas negras.
Evidentemente emocionada, Montse subió al escenario para agradecer la asistencia y nuestras canciones. Nos pidió que despidiésemos la fiesta con música alegre y le regalamos nuestra versión más festiva de All of me.