sábado, junio 11, 2005

Círculo de Bellas Artes. Madrid

Presentación del libro Equilibrio Inestable de Montserrat Cano
Hace aproximadamente un año, una asociación literaria nos llamó para que participásemos en la presentación de un libro de poemas. La autora, entusiasmada con el resultado, nos prometió que volvería a contar con nosotros cuando tuviese que presentar su próximo libro y así fue. Montse Cano quería una fiesta, quería escapar de las típicas presentaciones aburridas en las que los amigos echan loas al autor y a su obra y se deshacen en palabras vacías de elogio y en cuanto tuvo confirmada la fecha de publicación nos localizó para que junto a sus palabras estuviese la música de Jazz Lemon y las voces de algunos amigos invitados para leer los textos.
Nos sorprendió el enorme poder de convocatoria de la autora. La sala Valle Inclán del Círculo de Bellas Artes se quedó diminuta desde veinte minutos antes de que comenzase el espectáculo. A las ciento veinte sillas que colocaron tuvieron que sumar otras más de ochenta y la gente seguía llegando. Abrieron las puertas de la sala y la gente se amontonaba de pie. Lo que se presuponía un acto familiar y entre amigos se convirtió en un acto multitudinario.
Nosotros esperabamos en el hall de entrada y veíamos que no dejaba de aparecer gente y más gente. Eso acrecentó nuestros nervios, justificados en esta ocasión no sólo por el numeroso público sino por los problemas de este día que no fueron pocos:
Cuando Montse nos confirmó la fecha, José Carlos, nuestro clarinetista habitual, avisa que ese día tiene bolo con la orquesta y no puede venir. Tenemos que buscar un sustituto. Enseguida pensamos en Roberto Rioja, nuestro anterior saxofonista, y rezamos porque tenga la fecha libre. Efectivamente la tiene pero sólo puede venir a tres ensayos. En el primero de ellos se encuentra con que todos los temas han cambiado desde que él tocó con Jazz Lemon y tiene que aprenderse de nuevo los muchos arreglos que hemos incorporado. Es un músico brillante y no le cuesta asimilarlo pero, el día anterior a la actuación, cuando el último ensayo previsto, recibo una llamada suya diciendo que se ha levantado con una contractura que le impide moverse. Me asegura que no faltará al concierto pero que al ensayo le resulta imposible por lo que las tres sesiones de estudio se reducen a dos. Trata de tranquilizarme asegurando que se ha aprendido todo y que estará a la hora prevista en lugar acordado. Demostró que tenía razón: estuvo, se sabía los temas y los resolvió brillante, a pesar de los dolores.
Laura, nuestra deliciosa voz, es operada de una muela del juicio dos semanas antes del concierto. El cirujano se hace un lío con los nervios y le deja la lengua insensible. Si alguien ha intentado alguna vez a articular una palabra con la lengua dormida que se imagine lo que puede ser modular y vocalizar canciones. Aún así, Laura, atiborrada de antibióticos, antiinflamatorios y calmantes, se sube al escenario dispuesta a olvidarse de las molestias y demuestra lo que sabe cautivando a la audiencia.
A Jero, el bajista, se le rompe el amplificador la noche de antes y pasa una feliz noche entre soldador y destornillador hasta solucionar el problema, el último problema, creo, porque al resto no nos sucedía nada extraño.
El escenario estaba dispuesto de una manera extraña, demasiado alargado. No exagero si digo que entre el pianista a un extremo y el saxo al otro había más de diez metros de separación. Eso dificulta la comunicación entre los músicos y la complicidad en la interpretación y, sin embargo, acortamos distancias cuando arrancamos con los primeros compases del impactante Satin Doll.
Como se trataba de presentar la obra de Montserrat Cano, los textos elegidos para las lecturas entre temas fueron los relatos de su libro. Como indicaba unos párrafos antes, Montse quiso que amigos suyos leyeran algunos de los cuentos y sus voces se intercalaron con la habitual en nuestros recitales de Celedonio.
La autora cerró el recital con la dramática historia de La reina mentirosa, una historia que parecía escrita a propósito para que a continuación sonase uno de nuestros temas favoritos de esta temporada: Lágrimas negras.
Evidentemente emocionada, Montse subió al escenario para agradecer la asistencia y nuestras canciones. Nos pidió que despidiésemos la fiesta con música alegre y le regalamos nuestra versión más festiva de All of me.

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